martes, 18 de agosto de 2009

Observaciones al aire libre (Agosto 2009)

Como cada año y aprovechando la buena temperatura reinante en las noches estivales, desempolvamos nuestro S/C Meade LX200 8” sin otra pretensión que la de disfrutar de la oscuridad y del cielo estrellado que nos ofrece el lugar hacia donde pensamos dirigirnos, (Aras… siempre Aras… de los Olmos para más señas). Cargamos todo el material previsto repasando la lista confeccionada ex profeso a fin de no olvidar ningún elemento por pequeño que este sea, ya que un olvido de cualquiera de ellos, podría dar al traste con el plan previamente previsto y arruinar una noche de observación; todo en orden, por lo que partimos raudos e ilusionados en busca de estrellas. Salimos de casa con tiempo suficiente para recorrer los poco más de 100 kilómetros que nos separan del lugar de observación, a fin de llegar con el tiempo suficiente de montar y si no pasa nada, disfrutar con el ocaso solar ya en plena montaña que suele ser particularmente bello desde estas latitudes, con permiso de la atmósfera, claro está.

Cumplido nuestro primer objetivo sin ningún contratiempo, en menos de 20 minutos ya lo tenemos todo dispuesto para el comienzo de la observación.

Como no podía ser de otra forma y contando con que la previsión meteorológica para hoy era excelente, el lugar nos ofrece su primer premio, un crepúsculo perfecto con sus tonalidades de azules y rojos intensos sobre un horizonte oeste que dibuja un perfil perfecto y que promete una buena noche.

En el Este y a poco de ocultarse el Sol, apunta Júpiter que asemeja a un potente faro cósmico, dominando el cielo sin rival alguno. Poco a poco la oscuridad va ganando la partida y las primeras estrellas del triángulo de verano empiezan tímidamente a asomarse, claro indicativo de que ha llegado el momento de alinear perfectamente el telescopio con la polar que igualmente ya puede verse a ojo desnudo, aunque mucho mejor a través del buscador.

El negro de la noche se acentúa a medida que el cielo va ganando oscuridad, intensificándose el brillo estelar por momentos. Tras más de un año sin estar bajo la cúpula natural de las estrellas, la visión va tornándose cada vez más espectacular y nunca deja de sorprendernos este cielo tan limpio y transparente, así como la indescriptible belleza que la Vía Láctea despliega atravesando el cielo de NE a SW mostrando todo su esplendor en la zona cenital, y como no, en dirección a Sagitario que ya se alza ya imponente en estas primeras horas de la noche. Tenemos una temperatura de 25º con tendencia a la baja y un ligero viento de fuerza 3 que pensamos va a cesar en breve.
Los primeros minutos los dedicamos “a mirar” más que a observar el cielo. Estamos realmente ansiosos de noche y cielo oscuro a ojo desnudo, acostumbrados a las limitaciones propias de nuestro observatorio en la ciudad con su cielo contaminado de luz que nos obliga a trabajar muy poco en el visual. El profundo silencio del lugar, los olores de las plantas aromáticas que nos rodean, la suave brisa fresca que acaricia como un bálsamo nuestra piel, hace que estos primeros instantes sean algo mágico, cuestión que tratamos de inmortalizar con algunas instantáneas para nuestro álbum de recuerdos, instantes los cuales deseamos perduren vivos en nuestras mentes hasta la próxima ocasión que volvamos a este mismo emplazamiento.
Entre estas y aquellas la oscuridad ya es casi completa y la prevista ausencia lunar es una ventaja si buscamos un cielo lo más negro posible, por lo que una vez comprobado que el telescopio está “fino” aprovechamos para llenar el buche con los comentarios de rigor sobre como está quedando la noche y lo magnífico que está el cielo, pero antes y previa consulta a la efeméride de visibilidad, un Iridium...... ahí está.... “ click” …, creo que lo hemos pescado….. y a cenar.
Las cervezas fresquitas junto a los bocatas que nos han preparado nuestras respectivas esposas, acentúan si cabe el placer de encontrarnos en tan privilegiado lugar.
Tras el bocata, un buen café pondrá la guinda y marca el pistoletazo de salida para empezar “la tourné” de esta noche y con ella, nuestro particular recorrido nocturno de miles de años luz que tenemos previsto. ¿Alguien es capaz de viajar tan lejos en tan poco tiempo?. Nosotros sí y para ello nuestro telescopio va a transformarse en el vehículo que precisamos para iniciar hoy nuestro viaje en el tiempo y dejar volar nuestra imaginación, allá vamos.

Júpiter, como no podría ser de otra forma, será la base de lanzamiento en esta noche, dado el espectacular brillo que muestra al estar situado en estas fechas en su oposición, vamos pues a tratar de ver a lo largo de la noche, la huella del impacto que a principios de mes fue descubierto por el colega australiano sobre su superficie, dejaremos pues que vaya ganando altura y que se acerque la hora de la efeméride que tenemos marcada para su búsqueda. Un primer vistazo será suficiente para llenar nuestras retinas de fotones y alucinar con su perfecta definición a través del ocular.
El crepúsculo astronómico esta cerca, por lo que empezamos a movernos a libre albedrío de un lado al otro del firmamento con los objetos clásicos del verano que conocemos de memoria, M31; M13; M92; M39; M8; M4; M6; M25; M22, M57, etc, etc.
Como era de esperar, Sagitario y Escorpio ocupan nuestra primera parte de la noche, ya que sus figuras se dibujan imponentes sobre el horizonte SW y atraen como un imán nuestra ávida mirada. Vamos poco a poco desplazándonos hacia el Norte para adentrarnos en la zona central de la Vía Láctea hasta llegar a las inmediaciones del Cisne, desviándonos “unos pocos miles de años luz” para pasar antes por uno de nuestros NGC´s favoritos, el 7009, denominado como la Nebulosa Saturno en la constelación a Acuario, una bella planetaria a la que siempre nos gusta dar un vistazo por lo espectacular de su pequeña imagen de color azul brillante bajo cielos con tan imponente seeing.
Uno tras otro van cayendo objetos y más objetos, es la hora de tomar otro “cafelito” y acompañarlo con un “cacharrito” que tonifique el estómago, ya que sin darnos cuenta y en poco más de tres horas, la temperatura ha caído por debajo de los 19º y aunque agradable, invita a buscar el chubasquero que no molesta en absoluto. Volvemos a Júpiter ya cerca del meridiano y la imagen ha mejorado como para otra toma fotográfica, cosa que no se hace esperar.
Al tiempo, toca disfrutar un rato con los 11x80, escudriñando al unísono con el telescopio y comparando imágenes. Es todo un espectáculo lo que podemos ver a través de tan sencillo instrumento y lo que sus grandes y luminosos objetivos pueden captar en un cielo tan oscuro y limpio.
Va pasando la noche y la temperatura continúa bajando, la mínima de hoy se sitúa hasta el momento en 16º, aunque la sensación de frío ha disminuido al cesar por completo el viento al poco de empezar la observación. El silencio es aplastante, tanto que un leve ruido nos llama la atención, parece que tenemos compañía, por lo que enciendo la potente linterna que llevamos para casos de emergencia dirigiéndola focalizada hacia la zona de donde proviene y vemos unos potentes ojos que inmóviles, nos miran agazapados tras un matorral a no más de 25 metros de nuestra posición. Al momento comprobamos que se trata de un zorro que debe haber olido los restos de la cena y sin vergüenza alguna se ha acercado sigilosamente hasta nuestra posición; le damos “caza fotográfica” y la luz y nuestros comentarios lo ahuyentan poco a poco y se pierde de nuevo entre la maleza ayudado por la oscuridad de la noche, seguramente en busca de su cena de hoy.

Pasadas las cuatro de la mañana, el la hora de tomar el último café antes de ir pensando en plegar los bártulos. Saciado nuestro apetito estelar por hoy, solo queda despedirnos del lugar y ayudados por la luz que nos proporciona la misma batería que hemos utilizado para mover el telescopio, guardar poco a poco los instrumentos y material utilizado; tras revisar el lugar y comprobar que nada delata que hemos estado aquí, nos disponernos a volver a casa con los ojos llenos de estrellas.
Hoy todavía nos quedará una sorpresa que descubrimos al poco de tocar la superficie uniforme del asfalto. Un pinchazo nos obligará a descargar de nuevo el maletero en busca del recambio y no todo acabará ahí……….. en fin, cosas que a veces pasan. Una vez reparada partimos hacia casa con un retraso superior a hora y media sobre el horario previsto, pero mañana no toca trabajar por lo que poco importa. Las luces del alba amenazan con sorprendernos por el camino y casi lo consiguen, pero cual vampiros amenazados por la luz solar unos minutos antes del orto ya estamos en casa, descansando y soñando con la belleza del cielo que hemos disfrutado una vez más desde tan para nosotros, emblemático lugar. Volveremos…..