viernes, 24 de febrero de 2012

En ocasiones, es muy recomendable dejar la CCD e incluso el telescopio y disfrutar a ojo desnudo del fabuloso espectáculo celeste. Para muestra un botón; a lo largo del final de febrero y principios de marzo, hemos recibido un regalo en forma de espectaculares crepúsculos vespertinos presididos por el alineamiento, en la eclíptica, de la Luna (con mucha luz cenicienta), Venus y Júpiter. Ha sido sin duda un momento propicio para mantener la cúpula cerrada y admirar el (a-pesar-de-todo-en-ocasiones-hermoso) firmamento urbano.